lunes, 6 de abril de 2009

Amor a la baja.

¡Todo era amor...amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los monos capuchinos y de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor- amor que es, simplemente, amor. Amor y amor... ¡Y nada más que amor!

2 comentarios:

  1. Un amor verdaderamente amoroso!!!

    menos el amor impuesto o con impuestos!!!

    =) HUMO

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  2. Una entrada llena de amor, chorreando amor.
    gracias Dr. Charles Xabier.

    saludos

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