Mis zapatos rotosos hoy andan por la casa
explorando una estela de su euforia.
En cada cosa hay puntos vigilantes
y un olor a presencia desgastada.
Yo sé que volverá con dureza en las manos
y en los ojos, un tributo de estrellas.
Buscará otras fronteras donde agotar caminos.
Será más alto el eje de su cuerpo fibroso.
Pero la nieve honda ya habrá helado
las líneas taciturnasde mi armazón que sangra.
Mi talle aún de pie, velará macilentolas remotas antorchas.
Él no lo sabrá nunca.
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Hermoso poema, el tiempo borra las huellas y congela la pasión.
ResponderEliminarsaludos Ingrid
que las antorchas nos den puerto seguro
ResponderEliminarasi es el tiempo borra esas huellas, que a veces no resistimos a borrar.
ResponderEliminarCariños mi querido gran poeta.
Amor que soy, es lo que soñamos de aquelas antorchas.
ResponderEliminarGracias por comentar.